Acordes urgentes disparan una voz con brazos que envuelve la soledad de ese habitante del monte, que en su carro lleva restos de cedro, roble, lapacho, guayacán o tipa blanca. "Hermano del sendero el perro de la luna le lame las pisadas y dormida su pena manso, flaco, tirado en un rincón viejo del alma... Total cuando haga noche en medio de la huella y se eche largo a largo debajo de algún tala el diablero mirando las estrellas ya ni se acordará de cuánto gana". La poesía de Antonio Nella Castro y la música de Hilda Herrera se machimbran en el corazón del canto de Mercedes Sosa. Las joyitas comienzan a titilar desde el primer tema de este "Siempre en ti", una recopilación de 17 piezas que aparecieron en singles o en colaboraciones que la Negra hizo en discos de otros artistas o en antologías, entre 1969 y 2005. Muchas de ellas no volvió a interpretarlas o grabarlas y quedaron en la memoria del olvido. "Hay temas que para ser cantados en vivo y otros para grabarlos solamente, porque son muy difíciles", me dijo una vez cuando le pregunté por qué no había vuelto a cantar, por ejemplo, "La diablera" o la "Zamba azul". Da gusto encontrarse con "Si se calla el cantor", tanto en la versión solista como a dúo con Horacio Guarany o "Canción de la ternura" (mi madre andaba en la luz de una provincia de eternidad y era un regazo el verdor y era verano el color del amor), con César Isella. No menos emocionantes son "Navidad 2000" (Dos mil años hace que ha nacido Dios, el mundo está viejo pero el Niño, no...) con Los Arroyeños, o escucharla cantar en griego en "Nanourisma" o en "Sol negro", con María Farantouri, "Guitarra de medianoche", "Viene clareando" (Aredes-Yupanqui), "Sacame chacarera" (Marcelo Perea) o la profunda "Vidala del último día", de Raúl Galán y el Chivo Valladares. Un gran acierto la recuperación de estas grabaciones de nuestra querida Negra que arrulla la eternidad. "Ya se escucha, amiga mía, la musiquita de siempre para que cante la vida toca su caja su caja la muerte..."